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Para la preparación del proyecto de PSA se conformaron dos grupos de trabajo interinstitucionales y multidisciplinarios (comisión política y comisión técnica) en el levantamiento de información biofísica y social, en el cual participaron todos los representantes de los actores involucrados en la utilización del recurso. Luego de la recopilación y sistematización de la información de cada sector, las dos comisiones se reunieron para preparar y sustentar a la JAAP una propuesta conjunta.
Las condiciones que han permitido iniciar el proceso hacia la implementación del PSA son: (a) Reconocida escasez del agua; se percibe que la demanda hídrica es mayor a la oferta disponible, la disminución de los caudales; (b) Reconocimiento de los distintos actores de que PSA es un instrumento apropiado para regular el consumo y la distribución del recurso y (c) La existencia de una “Cultura del Agua”; el agua se presenta como principal articulador entre procesos productivos y sociales.
Se realizó el ejercicio de valoración económica del servicio ambiental (volumen de agua captada, factor de importancia en la producción de agua), que se basó en el costo de oportunidad de la tierra representado por los ingresos, menos los costos de producción en sistemas de producción, estableciendo una la tarifa propuesta para el PSA.
De este modo JAAP, parte de la necesidad de valorar económicamente el medio-ambiente con el fin de volver evidente y hacer más tangible la importancia del mismo. Tal valoración económica facilita profundizar la percepción de los costos y beneficios de los ecosistemas, proporcionando herramientas que permiten tomar decisiones más eficientes.
A nivel del proceso hemos observado: (i) una amplia participación de los actores, basada en una alta motivación en el avance del proceso, la cual permite una dinámica mayor en cuanto al tiempo y los actores involucrados. (ii) La generación de consensos sistemáticos en cada uno de los pasos seguidos, lo cual permite una apropiación del proceso y sus resultados en los actores participantes, y (iii) un buen nivel de confianza, generada a través de: (a) un objetivo común entre los actores, (b) la co-responsabilidad en el proceso, la capacidad y la competencia de los actores, lo cual a su vez conduce a un mejor flujo de comunicación e información desde y hacia el proceso.
La metodología participativa aplicada permitió fortalecer los niveles de confianza entre los actores. |
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