Resumen:
Durante los años que lleva la actividad camaronera en el Ecuador, se ha probado varias formas, métodos o protocolos para tratar de aumentar la producción de las piscinas. Siempre se discutió sobre las densidades de siembra, capacidad de carga, fertilización, porcentajes de proteínas, etc., pero muy poco sobre las tasas de alimentación que se debían usar a medida que el ciclo de cultivo iba avanzando. En mis primeros años de trabajo pensé que en un sistema semi-intensivo la productividad natural cubría con los requerimientos nutricionales del camarón durante el primer mes de cultivo, pero en la actualidad puedo decir que no es suficiente. Este trabajo muestra cómo se pudo mejorar el crecimiento (el peso final de los camarones pasó de 12 gramos a 18 gramos), la producción por hectárea (se incrementó a 1.500 a 3.000 libras/ha.) y la rentabilidad, ajustando las tasas de alimentación desde el inicio del cultivo y manteniendo el mismo tipo de alimento balanceado (35% de proteínas). La estrategia aplicada puede servir como herramienta en la producción, permitiendo ser más predecibles en las cosechas y la utilización de ella dependerá de la capacidad de recambio, calidad de agua, niveles de oxígeno hasta llegar a la verdadera capacidad de carga.