Resumen:
Hacia 1987 – 1988 la economía ecuatoriana mostraba graves desequilibrios en sus cuentas externas y del sector público, al mismo tiempo que la inflación alcanzaba niveles cercanos a los tres dígitos. Tal situación era atribuible a los efectos conjugados del sismo de marzo de 1987 – que destruyo el oleoducto amazónico y paralizo las exportaciones de crudo durante más de seis meses – y a la política expansiva seguida por la administración anterior durante los dos últimos años de su gestión.