Resumen:
Desde hace más de 25 años Guayaquil y Quito están hablando de construir NUEVOS AEROPUERTOS INTERCONTINENTALES, para recibir a las naves del ayer, del presente y del futuro; por el gran incremento de tráfico aéreo que se va a desarrollar conforme el país avanza... (si se puede decir que avanzará). El problema radica fundamentalmente en que cada uno de estos aeropuertos costará más de 2.000 millones de dólares, que para un país paupérrimo, desorganizado, en profunda crisis y con dinero congelado; es casi imposible. Estas costosas obras, pueden ser reemplazadas por obras más sensatas, acorde con nuestra realidad, mirando lo que ya tenemos y lo que podemos. En realidad lo que se requiere son mejores pistas de aterrizaje, pero por otro lado es imprescindible mejorar los sistemas de salida, llegada de pasajeros y de manejo de carga que cada vez son más significativos. En este contexto, hacen falta nuevas ESTACIONES TERMINALES; repito, ya se tiene más de 25 años de discusión sobre este asunto; estudios van estudios vienen; comisiones van, comisiones vienen y así están las cosas; tanto las terminales de Quito y Guayaquil son una serie de amarraditos, añadiduras, pedacitos que se van haciendo conforme la necesidad se presenta, sin ninguna consideración técnica.