Resumen:
En el feriado de finados de 1995, redescubrí uno de los lugares más bellos de la Ruta del Sol, Puerto Cayo. Con mi familia decidimos seguir esta Ruta, de Guayaquil a Jipijapa, Puerto Cayo y Salinas. En Cayo nos maravilló la Ciudadela Alejandro de Vallejo, que es la única en toda la costa completamente residencial, con villas y calles bien trazadas; y al pie de una playa larga y ancha de arena fina. Paso un tiempo y compré un terreno, un arquitecto amigo hizo los planos y luego de los trámites; construí con la ayuda de un maestro hábil, una casa sobria de “ladrillo visto”.