Abstract:
Para los estudiantes de ciencia e ingeniería, el laboratorio y las prácticas constituyen una actividad fundamental en su proceso de aprendizaje, ya que contribuyen a mejorar la comprensión de los conceptos teóricos, a familiarizarse con la utilización de aparatos y a desarrollar competencias necesarias para su futura actividad profesional. Por estas razones las mejores instituciones y centros de formación científico-tecnológicos, dedican una gran parte de su presupuesto para el equipamiento de los laboratorios de prácticas docentes. Sin embargo, la rápida evolución de la tecnología convierte en obsoletos a muchos de estos equipos y obliga a su sustitución y al aumento de la inversión dedicada a esta actividad docente. En este contexto las instituciones con presupuestos más limitados tienen grandes dificultades para disponer de laboratorios decentes correctamente equipados. Consecuentemente estos avances tecnológicos tienen a agrandar la brecha digital (1).