Abstract:
A los guayaquileños, otrora altivos, dinámicos y emprendedores, se nos había quitado el derecho de soñar. Sujetados a una dura campaña de vilipendio, de aherrojamiento, de degradación, se nos había quitado el derecho a decidir nuestro propio destino, frenando nuestro desarrollo con las pueriles excusas y condenándonos a pedir permiso hasta para alzar el dedo.