Abstract:
La energía eólica, como la mayor parte de las energías renovables, tiene su
origen en el sol, aproximadamente entre el 1 y el 2% de la energía que recibe
nuestro planeta del sol se convierte en viento, debido al movimiento del aire
ocasionado por el desigual calentamiento de la superficie terrestre, esto supone
un potencial de energía eólica de 53 TWh/año, cinco veces más que el actual
consumo eléctrico en el mundo, por tanto en teoría, permitiría atender
sobradamente las necesidades energéticas del planeta.
En los últimos 25 años, los acelerados avances tecnológicos en el desarrollo de
nuevos materiales, han facilitado el diseño y construcción de turbinas eólicas de
mayor capacidad y eficiencia, logrando reducir el costo de la misma desde 80
centavos (en dólares actuales) a entre 4 y 6 centavos por kilovatio/hora,
proyectándose a mediano plazo, metas altamente rentables como la propuesta
por el Instituto de Investigación Energético de Guangzhou – China, que
sorprendió al mundo durante la Exposición Asia Energía Eólica 2006, al
presentar el primer aerogenerador que funciona con levitación magnética
permanente, denominado Generador MagLev, el cual es capaz de utilizar vientos con velocidades iniciales tan bajas como 1,5 metros por segundo, y su
velocidad de corte inferior (la velocidad mínima a la que empieza a generarse
energía) es de apenas 3 m/s, con lo cual se espera que se eleve la capacidad
de generación energética en un 20% por encima de los aerogeneradores
tradicionales, logrando con esto, reducir aún más los costos de producción a
escala industrial hasta los 3 centavos en los sitios terrestres con vientos de
velocidad baja y a 5 centavos por kilovatio/hora en sitios marinos.
En nuestro país, se han dado ya los primeros pasos en cuanto a lo que respecta
a este tipo de energía, al iniciarse los trámites y convenios pertinentes entre
Elecgalápagos S.A. y el Fondo E7 (que representa a algunas de las empresas
eléctricas más grandes del mundo) para la instalación de un parque híbrido
eólico-solar de 2 MW de potencia, para abastecer en conjunto con el parque de
generadores Diesel ya instalado, a la capital del archipiélago de Galápagos,
Puerto Baquerizo Moreno en la Isla San Cristóbal.
Descripción del problema
Sin embargo, si bien es cierto que las Islas Galápagos son nuestra
responsabilidad, este proyecto no fue iniciativa propia del Gobierno Ecuatoriano, sino resultado de la preocupación de empresas extranjeras por conservar el
frágil ecosistema de las islas.
Esta misma falta de atención y malos manejos en materia energética han
provocado que nuestro país, rico en recursos naturales, tenga que depender de
la generación termoeléctrica para solventar los problemas que anualmente se
presentan en épocas de estiaje, además de ubicar el costo del kilovatio-hora por
sobre los 12 centavos de dólar, cifra que en comparación con las cantidades
mencionadas en los párrafos anteriores, resulta ser muy superior a la que podría
obtenerse mediante la utilización de Turbinas Eólicas.
En consecuencia, resultaría ilógico no aprovechar este recurso energético, que
por sobre todo aspecto es gratuito, limpio e inagotable y que puede ayudarnos a
disminuir la dependencia de la utilización de los derivados del petróleo en la
generación de energía eléctrica en nuestro país.
Objetivo de la Tesis
Por lo tanto, el objetivo principal de la presente tesis es demostrar que la
energía eólica es altamente aplicable y rentable, no solamente en lugares aislados o de difícil acceso, sino que también se la puede utilizar para el
abastecimiento de zonas urbanas muy pobladas, acoplando los sistemas de
generación eólica a las redes de distribución del Sistema Nacional
Interconectado del Ecuador, como es el caso específico de la punta más
sobresaliente de la costa ecuatoriana, mejor conocida como la “Chocolatera” en
Salinas – Puntilla de Santa Elena.
Dicho lugar, es ideal para la instalación de un sistema de generación eólico,
tanto por sus características meteorológicas como por su inmejorable posición
geográfica, además de constituirse en una plataforma natural a nivel del mar,
que se adentra mas de 1000 metros en las aguas del Pacífico, facilitando con
esto la instalación en tierra de turbinas de tipo marino, que si bien es cierto
tienen un costo superior, ya que deben ser diseñadas para que sobrevivan al
ambiente salino, las mismas son más grandes y pueden producir mucho más
electricidad por turbina en comparación con las terrestres, gracias a que la
ubicación oceánica brinda velocidades de viento mucho más altas y menos
turbulencia. Adicional al hecho de que en este caso en especial no se
necesitaría realizar cementaciones en el suelo marino y las torres no estarían
sumergidas, por tanto no tendrían que soportar el embate de las olas en su
base, ni la alta corrosión producto del contacto con el agua salada.