Abstract:
La estimulación temprana surge en la década del sesenta en el Hospital
de niños Ricardo Gutiérrez, primer lugar en el mundo donde se desarrolla esta
disciplina, gracias al trabajo de la Dra. Coriat, pediatra y neuróloga infantil quién
sistematizó sus observaciones clínicas en su tesis del doctorado sobre el
desarrollo neurológico del lactante, poniendo en marcha este nuevo modo de
trabajar con bebés con problemas en el desarrollo temprano con la intención de
atender a niños con alguna deficiencia, a aquellos cuyas madres habían tenido
problemas durante el embarazo y/o parto, etc. Se empezaron a ver con gran
asombro los logros que se tenían y los avances que lograban los pequeños, así
que se pensó en la idea de comenzar a implementarlo en niños sanos para
iniciar, lo antes posible, su estimulación sin perder las grandes posibilidades
que el niño ya posee desde que nace
.
No se pretende desarrollar niños precoces, ni adelantarlos en su desarrollo
natural sino ofrecerles una amplia gama de experiencias que sirvan como la
base para futuros aprendizajes. Según Jean Piaget, todo aprendizaje se basa
en experiencias previas, entonces, si el niño nace sin experiencia, mediante la
estimulación se le proporcionarán situaciones que le inviten al aprendizaje. La
idea es abrir canales sensoriales para que el niño adquiera mayor información
del mundo que le rodea.
Es sumamente importante conocer al niño y hacerle una valoración a través de
la observación para saber por dónde empezar a ofrecerle las experiencias poniendo atención en sus áreas de desarrollo y al mismo tiempo ir estimulando
la atención y la memoria.
Existen dos teorías acerca del desarrollo del niño: una que apoya la importancia
del desarrollo madurativo y la otra que considera al desarrollo como producto de
experiencias y aprendizajes. La estimulación temprana debe tomar las dos
corrientes, por un lado respetar el nivel de madurez de cada individuo, así como
sus características personales y, por el otro, proporcionar experiencias.
Es importante el contacto directo entre las madres y sus hijos desde que nace,
así como el trabajo posterior en equipo. Varios genetistas dicen que la
inteligencia está determinada en un 80% por la herencia y en un 20% por el
medio ambiente, por lo tanto, lo que se puede hacer por los niños es
sorprendente. Los investigadores han informado a los educadores que el
cerebro tiene una evolución desmedida en los primeros años de vida por lo
tanto es un momento donde el aprendizaje tendrá una fuerza impresionante. Es
responsabilidad de los padres y de la escuela dar al niño un ambiente rico para
poder despertar sus energías ocultas, es importante poner al pequeño frente al
objeto de aprendizaje, donde los padres fungirán como mediadores, no le
resolverán el problema que se les presente, sino lo invitarán a indagar sobre el
mismo dejándolo experimentar.
Con esto lograremos en un futuro niños investigadores, seguros, audaces, y
capaces de ir en busca de la satisfacción de sus propias necesidades teniendo
con esto aprendizajes significativos, esto decir, con un valor real para el niño.
Para que exista un aprendizaje temprano se necesita de un ambiente adaptado
a las necesidades del niño y de una maduración del sistema nervioso. La maduración del sistema nervioso central regulará al niño en el control de la
reacción a los estímulos que se le estén proporcionando. Si a los niños de 3
meses o más los sobreestimulamos en el área motora, no podrán aprender a
mantener la atención ni a reaccionar como debe ser ante un estímulo, por lo
cual se debe estructurar un plan con objetivos claros y tomando en cuenta las
cuatro áreas que conforman al niño como tal, considerando que exista un
equilibrio entre las mismas para lograr un desarrollo integral.
Desde antes de nacer, en el cerebro del niño comienza a presentarse la
sinapsis, que consiste en las conexiones entre neuronas. Este proceso se
prolonga hasta los seis o siete años, momento en el cual no se crean más
circuitos. Durante éste tiempo algunos circuitos se atrofian y otros se regeneran,
por esto, nuestra misión dentro de la estimulación es conseguir el mayor
número de conexiones para que no se pierdan. La estimulación hace que un
circuito se regenere y siga funcionando y mantenga viva a la célula.
Consideramos importante que el bebé participe en un programa de estimulación
temprana a partir de los 3 meses, ya que antes de esto el niño se esta
adaptando a su nuevo mundo, a su nuevo hogar, a sus padres, a su ambiente.
Como podemos ver, durante las primeras semanas de vida la cantidad de
estímulos es inmensa. Hay que dar tiempo a que el bebé se adapte para
después llevarlo a una asimilación gradual de un mundo más amplio y con
estímulos de mayor magnitud y muy diferentes entre sí. Tomamos como punto
principal y de base en todo nuestro trabajo el área afectiva, porque es vital para
el desarrollo cognoscitivo y motor del individuo.